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martes, 13 de octubre de 2009
Week-week (end)
Jelou, lou. Aviso que esta entrada va a ser un tanto cortita y sin fotos (oooh) porque escribo desde la partyhouse (la casa de Teto, Bea y los british) que me acabo de levantar después de una noche de cine y un poquitín de fieshta y me he dicho: "vamos a escribir algo" y aquí estoy tirao en el sofá en pleno apogeo creativo. Lo cierto es que me prometí a mí mismo escribir más a menudo así que ahí va. Debería escribir sobre alguno de los viajes pero prefiero hacerlo cuando tenga más tiempo.
Lo primero: oficialmente estoy de vacaciones!!!!!!!! Sólo tengo que hacer un par de assignments para la semana que viene y un examen el 16 de noviembre pero vamos, ni más lectures, ni tutorials ni leches.
El fin de semana pasado fue bastante cojonudo. Yo tenía que estudiar mazo y no pensaba salir nada, pero como todos sabemos soy muy fácil de convencer, y más si contamos con la capacidad de persuasión de los italianos (FRANKY, YOU PRESIDENT OF THE LEAGUE OF MORONS!!). Así que el viernes, me encontré todavía con la resaca del jueves (Franky y yo hicimos marathon del vino en 17 minutos) en un fieshta loca, desenfrenada y abarrotado en la partyhouse. Estábamos practicamente todo el grupo molón de estudiantes internacionales y doscientas mil personas que nadie conocìa de nada, pero eso sí, todos muuuy tocados... Sophie y yo, como no, nos pasamos toda la noche haciendo el mono y vacilando a la peña y Bea decidió que debíamos darle otra lección a todo el mundo de cómo se baila. Así que ahí estuvimos :D
Sorry, sorry pero voy a acabar este post en breves porque me acaba de llamar el Jacob para ir a ver una exposición en la city en 20 minutos...
Pues eso que la fiesta divertida, aunque con lo del examen pues todo el rato pensando en lo mucho que debería estudiar al día siguiente.
Día siguiente: sábado, me levanté motivadísimo, cafetazo mierder del coles y a estudiar a machete. Pero cuando llevaba una hora recibí una llamada: que la gentuza ésta se iba al mercado del pescado a comprar comida riquita para hacer cena esa noche antes de fiestaca, pero que si no me apetecía tenía también la opción de irme a la playa;las holandesas, teto, Ruben y Julian se iban a la playa y pasaban del pescado... Yo miré mi presentación powerpoint sobre las teorías de la Gramática Universal de Chomsky... y me dejé de tonterías, les dije que contasen conmigo para la cena pero no para la compra en el mercado... para qué voy a decir que tengo que estudiar si sé que luego iba a salir. Pues eso, cuando terminaron el mercado me uní a ellos, que sólo estaban Franky, Sophie y Jacob (el resto había ido a casa a dejar cosas y hacer el moñas antes de cenar y eso). Nos pegamos una tarde al sol en Chapel Street (es como el soho de London... la zona molona, llena de gente cool, tiendas chachis y restaurantes). Tomando nuestro cafecito y escuchando la opinión de Franky acerca de Silvio (los amigos llamamos Silvio a Berlusconi...). Pillamos cervezas para descarrilar el ave Madrid-Barcelona y nos piramos a casa de Jacob a hacer la cenita...
Arrrg que rabia me da tener que escribir rápido, resumiendo y malamente por las prisas...
Voy a guardar, y lo termino de esribir luego, pero que conste que mi intención era hacer un post rápido que ninguno de vosotros os esperábais, muahahahahaha.
***
Pues nada, una semana y media después temino el mini-post express que tenía en la mente. No voy a terminar ese findesemana porque, no me acuerdo ya de lo que hice, así que voy a hablar de éste. Oficialmente no estoy de vacaciones, pero si es cierto que tengo sólo tengo un examen el día 16, así que tengo como 20 días de vacaciones antes de ponerme a estudiarlo. Este findesemana, y en general la semana pasada ha sido bastante cojonuda. La leyenda se va haciendo verdad, y el calor empieza a matar. Hemos tenido algunos días en que el camino hacía la playa era incluso doloroso del calor y el solitron que hacía, pero cuando llegas a la arenita, con el agüita fresquita, los amigos y la sensación de estar de vacaciones el calor se hace soportable. Esta semana hemos ido casi todos los días a la playa y luego a casa de Wendy a tomar una riquitia y nutritiva cena y luego unos drinks también muy saludables, acompañados normalmente de bocatas (:D). El miércoles fuimos al cine, que la asociación de estudias nos había dado tickets gratis para ir a la premiere de una peli de miedo "Paranormal activity" y el Franky y yo nos tiramos una hora y media descojonándonos de la peli, y eso que según Jacob, Steven Spielberg dijo que "it´s the scariest movie ever"... Pa fiarse de él.
El viernes el plan empezó muy muerto, pero mejoró notablemente, como a mí me gusta. Había fiesta en "el roof is on fire", una casa en la city con un tejado muy molón desde el que se ve toda la city y que está bastante guay. Pero estábamos de botellón en casa de Wendy apalancaos y no había mucha motivación para ir. Sophie y yo nos encargamos de meter presión a la peña para arrancar y al final acabamos montando a todo el mundo en el tram, donde tuvo lugar un fiestaco del carajo con canticos regionales incluidos. Lo más gracioso de todo es que desde la parada del tranvía hasta la casa donde era la fiesta hay un minuto andando, pero aún así, Sophie y yo tuvimos tiempo suficiente para conocer a un par de italianos que nos indicaron muy amablemente donde había otra fiesta en la misma calle, con gente de Melbourne Uni (otra universidad de aquí). Pues fuimos a la fiesta a la que estábamos invitados, pero vimos que era como siempre, sin ninguna novedad, así que nos fuimos a reventar la fiesta de los completos desconocidos. Fue una noche memorable, la gente supermajeta, en menos de una hora todo el mundo nos conocía (the unknnown people) y había un buen rollito muy muy bueno. Bailando sin parar (con un calor del carajo!!!), con un callejón en la parte de atrás de la casa para tomar el aire y conocer a la gente, y ver como un Mexicano funde a Vivien bebiendo cerveza... o ¿se dejo? Nunca te fíes de las holandesas, hahahahaha. Y eso que me lo pasé muy bien esa noche.
Voy a publicar ya este post, que estoy viendo que como lo interrumpa otra vez se queda sin publicar.
Tengo que pediros, please, que me mandéis e-mails o mensajes en tuenti/fb con vuestros teléfonos porque no tengo ni idea de donde he puesto mi tarjeta española... y quiero llamar a alguna gente.
Felicidades a Mónica y a Víctor, sé que es muy tarde, pero pedí vuestros teléfonos a algunas gentes que han pasado de mi culo... eeeh???? L.V.????? hahahaha, ahí lo dejo.
Un abrazo muy grandote a todos y el próximo post, Sidney and Great Ocean Road!!!!
miércoles, 7 de octubre de 2009
ta ta ta ta ta ta ta TASMANIA!!!
Pero esta vez no pienso dedicar un párrafo muy largo a pedir disculpas por el retraso, ¡que pierdo tiempo!
Ahora mismo acabo de llegar de las vacaciones de primavera (Spring break) que he estado en la costa Este de esta enorme isla perdida de la mano de dios. Pero no es ese viaje el que os voy a contar. Os voy a hablar del “road trip” por Tasmania.
Ese viaje lo hice del 26 al 30 de agosto. Tasmania es una isla que está al sur de Australia, por lo que está bastante cerca de Melbourne, a una hora y media más o menos en avión. La isla es un poco “salvaje” en cuanto que apenas está poblada, las carreteras son una birria, no hay cobertura, los animales son los dueños de todo y prácticamente toda la isla es parque natural. El plan era ir menos de 10 amigos, en dos coches, y dar la vuelta a la isla visitando cada día un parque natural y durmiendo cada noche en un backpackers diferente. Pero somos los más cool, y con diferencia, hahahaha. Así que al final se unió más gente y acabos yendo 3 coches, 14 amigos. Lo cierto es que cuando tres días antes de empezar el viaje “el tercer coche” dijo que se unía me dio una alegría tremenda, porque en ese coche iban algunas de las personas más importantes que he conocido aquí (Frankie, Jacob, Wendy y Stepehanie) así que nada, “alegría pa el body”.
El martes 26 me levante como siempre, tarde y con la mochila sin preparar. Para 5 días no hay mucho que preparar, pero el desconocimiento de cómo es Tasmania te hace meter de todo en la mochila. Cogí mi tren para la city y en el camino recogí a Bea en Caulfield. Ese día sólo íbamos 4 (Ruben, Mathieu, Bea y yo) y el resto de gente se nos uniría en Hobart (capital de Tasmania al día siguiente). Pues nada, nos fuimos a Tullmarine, aeropuerto de Melbourne y nos tomamos nuestro cafecito en la ya archiconocida mierdercafetería de Tiger Airways :D, hicimos el check-in tranquilamente y nos pusimos hasta el culo de gominolas mientras esperábamos nuestro vuelo. El vuelo fue corto, pero el más acojonante de mi vida. Cuando faltaban unos 20 minutos para aterrizar tuvimos unas turbulencias del carajo, de esas en las que el avión misteriosamente cae varios metros y todo el mundo, con cinturón y todo nos encontramos tocando el techo con la cabeza. Tras ese momento medio avión lloraba y la otra mitad rezaba… nosotros nos reímos, pero sólo un poquitín, porque el caso es que acojonaba un tanto. Llegamos a Hobart a medio día. Para ser la capital de Tasmania es una “ciudad” un tanto pequeña. Lo primero que hicimos fue ir al albergue que teníamos reservado, The frog “I dunno what”, que estaba bastante curioso. Nada más entrar nos habían puesto un cartel de bienvenida y nos habían preparado happy evening (en vez de happy hour) con cervezas a mitad de precio toda la tarde. Además la de la recepción era más majeta que las pesetas y me estuvo contando como les mola el incesto a los Tasmanianos, que resulta que hay mazo de estudios genéticos sobre la isla. Pues nada, nos fuimos a comprar ingredientes para hacer tortilla (recordad siempre que también lleva sal), y a dar una vueltecita a ver que veíamos por ahí. Ciudad de edificios bajos, de calles peatonales, de frío, de puerto bonito, y de placitas bonitas. Cuando volvimos nos tiramos en los sofás al lado del fuego a jugar al juego de Ruben, a tocar la guitarra y a ponernos hasta el culo de cerveza. Cuando nos entro el hambruja, nos fuimos a la cocina a descubrir que no había sal y a hacer una tortillita muy riquita. La tortilla fue la más larga de la historia, porque el Ruben, que vive en un universo paralelo decidió que quería remover las patatas mientras se freían, pero con mucho amor y ternura, pues nos tiramos una hora y pico descojonándonos del Rubén medio borrachos y muertos de hambre. Eso sí, estaba muy riquita y además de postre teníamos un strawberry cake muy riquito también (congelado). Por la noche nos fuimos a dar una vuelta por ahí y acabamos tomándonos unas cervezas en una bar en el barrio de Salamanca (toma ya los Spanish como dominamos el mundo) en el que había grupos tocando. El primero estuvo de puta madre, además el guitarrista era muy majete. Pero los segundos eran unos motivaos de la vida que no valían ni una mierda así que consiguieron echarnos y nos piramos de vuelta pa el hostel a sobar que no podíamos con nuestra alma. Esa noche no podíamos parar de reír, porque, como ya he dicho, el Ruben vive en un mundo aparte y tiene por hobbie hacer preguntas muuuy raras que no vienen para nada a cuento que son mazo de graciosas. Nos tiramos dos horas en las camas hablando. El Ruben no hacía más que llamarme con su acento holandés (ggggggggaaaaaaaccccooooooo, tellll meeeei). La pobre Bea casi se mea en la cama hahahahaha.
A la mañana siguiente, de pie tempranito que había que desalojar la habitación a las
Esa mañana nos llamaron Wendy y Stephanie (de ahora en adelante Steve) las holandesas, que ya habían llegado a Hobart así que nos fuimos con ellas por ahí a dar una vuelta a tomarnos un cafelito muy liquito mientras llegaba el resto del batallón. A las 2 o así nos piramos al aeropuerto a recoger a los otros 8 individuos que venían, recoger los coches y empezar nuestra ruta. Cogimos carretera dirección noreste, hacia Coles Bay (o algo así) con Bea al volante (bastante tensa ella, pero lo hizo muy bien) y yo de copiloto (¡BEA, A
Creo que voy a empezar a resumir porque voy por el segundo día y menudo ritmo llevo. Ese día hicimos una ruta de senderismo por el parque natural, tras tirarnos media hora en el parking con un walabi (un canguro pequeño) que era bastante gracioso y majete. La ruta, Gema, te habría fascinado, iba pensando en ti y en lo campestre que eres todo el rato. Al final de la ruta, estaba Wineglass Bay, una bahía alucinante con una playa enooorme con su arenita blanquita y su agua limpita. El problema es que hacía un poco de frío como para meterse a cuerpo entero así que hicimos una de calzones y medio cuerpo… luego nos dimos un paseo bastante largo por la playa y nos encontramos conchas y movidas bastante extrañas, entre ellas una foca muerta en la arena… bastante asqueroso pero algunas fotos se llevó, así de buen rollito :D Después de tirarnos un rato laaargo en la playa esa perdida de la mano de dios, nos hicimos otra vez la misma ruta que por la que habíamos llegado y otra vez de vuelta al coche. Tras haber pasado el día haciendo el hiking, nos fuimos a la ciudad más grande de la parte norte, Lanceston. Aquí nos tuvimos que repartir en dos albergues diferentes. El grupo de 10 estábamos en una casa muy bonita pero muy mierder porque la de recepción era una italiana de 999 años loquísima que mientras hacíamos el check-in estuvo a punto de matarme a fichotes que los cabrones estos no paraban de descojonarse. Además nos dijeron que no podíamos meter alcohol en el hotel (ein? Que clase de albergue es ese?) Así que nada nos cenamos un maíz y unas salchichas muy riquitas y nos piramos al albergue del “tercer coche” que molaba mazo por que esa noche había fiesta gay en el bar de abajo así que había un ambiente de lo más pintoresco. Entre el grupo de 10 (en el albergue mierder) lo inmensa mayoría es lo que podríamos llamar unos antiparty porque su primera y única prioridad era ver los parques naturales, lo cuál está muy bien, por lo cual nos quedamos el tercer car, Ruben, Sophie, Julien, y yo. Vino Wendy a nuestro albergue a por nosotros y llevé yo el coche con menor potencia del mundo hasta su albergue (tras preguntarle a unas drag queens muy simpaticotas si podía aparcar en la acera donde estaban de marcha, juas juas juas juas). Tras aparcar muy riquitamente nos fuimos a la sala común del albergue a ir calentando con un vinacho bastante abominable y tras tener una confusión bastante graciosa con Wendy y una lesbiana muy simpática e interesada en mi amiga holandesa. La fiesta fue desternillante, borrachos como grecas, bailando en un escenario con una barra de bomberos y con bastante gente (mitad riéndose de nosotros y la otra mitad aplaudiéndonos). Pues nada, una noche de bailes, de risas, de monedas, de Julian decepcionando a un pobre hombre al decirle que nos es gay y con drag queens por ahí danzando (algunas intentaron algo con Francesco en su habitación cuando la fiesta acabó… algunos videos curiosos nos dejó la noche hahahahaha). Nosotros nos piramos al albergue-coñazo donde estaban todos nuestros amigos durmiendo y nos dormimos durante unas poquitas horas para levantarnos y seguir nuestra ruta por paisajes cojonudos en parques naturales. El día siguiente el tiempo fue un poco peor, pero aún así hicimos una ruta por un bosque bastante chulo en el que te encontrabas ríos y cascadas alucinantes cada dos por tres. Luego cogimos carretera dirección a la montaña, donde había un lago muuuuuy chulo entre la nieve, y, claro, nos juntas a nosotros y bastante nieve… pues nada, a liarla parda. Hasta que Bea acabó pegándome voces porque Ruben le había pegado un bolazo cuando ella se había refugiado en el coche. Yo no participé en ese vil acto, sólo me reía mientras esquivaba las bolas de nieve que me tiraban Guillome y Julian, pero ¡bo!, Bea es así, tenemos que quererla tal y como es.
Pues eso, paisajes muy chulos, bastante extraños y solitarios, pero todo muy curioso y bonito. Por la noche tras todo el día de desconexión en la naturaleza nos dirigimos al último albergue del viaje. En mitad de la nada, tras pasar varios coches sin luces tirados en mitad de la carretera (…que mal rollito!!!!) estaba nuestro albergue. Raro, de cojones. Completamente rodeado de nieve, así que un frío del carajo y con unas duchas que había que pagar un dólar por cuatro minutos (así que no si ducho ni el tato). Así que nada, viendo por las ventanas como nuestros coches se iban cubriendo de nieve nos tiramos toda la noche bebiendo un vodka bastante raro y jugando a juegos de quinceañeros, de crear historietas que al final hemos acabado poniendo en nuestra habitación porque es el símbolo de una noche de muy buena atmósfera. A la mañana siguiente, sin apenas haber dormido nada y apestando porque hacía un tiempo que no veíamos una ducha, cogimos coche dirección aeropuerto, eso sí, tras tomarnos uno de los cafés más horribles y caros de la historia. Así que, claro, Sophie y yo decidimos equilibrar el equilibrio en el universo, así que para recuperar la pasta que habíamos pagado por ese café le preguntamos a la “simpática” y zorra camarera y si nos podía dejar un mechero. Nos dijo que costaban algo así como un millón de dólares y, claro, yo le dije que sólo lo queríamos para un momento, que salíamos y luego se lo devolvíamos. Inocente.
El viaje de vuelta muy bien, muy buena música pero mucho cansancio. Cuando llegamos a Melbourne, lo primero que hicimos fue preguntarle al conductor del autobús donde estaba el Hungry Jacks (Burguer King australiano) más cercano para meternos pa el cuerpo nuestra Bacon Deluxe tan ansiada.
Y eso. Balance del viaje, mucha diversión, muchas cosas vistas, mucho buen royo y poco descanso. Mereció mucho la pena. Debo dar las gracias a toda la gente que lo montó: Bea, Malú, Guilloume, Mirona, Mathieu... se lo curraron bastante los muy majetes.
Tengo la sensación de que se me olvida algún día, que es bastante probable puesto que este viaje lo hice hace casi dos meses. Pero bueno, soy un dejao, lo sé y lo siento. Pero intentaré contaros los viajes de Sidney, Great Ocean Road y
Cada día se va echando de menos a la gente un poquitín más. Y sé que muchos se tienen que estar empezando a cabrear un poquito con mi vaguería (Lucía, Tony, Lore, Ana, sorry sorry.)
Y los cumpleaños que no he podido felicitar (Tomás, Amanda, y Tony ) lo siento mucho, pero estaba en una isla perdida por ahí donde no hay ni cobertura, ni agua, ni electricidad y los cuatro caminos que la cruzan están hechos de arena de playa…. Aaaays, eso lo dejo para otro post. A ti Cristina no te felicité porque estaba en Tasmania (o volviendo de Tasmania)... sorry también. Podríais cumplir los años cuando esté en Melbourne. copón....
Un abrazo muy grande para todos, y please! ¡Comentad o mandadme e-mails o lo que sea que me hace mucha ilusión!
domingo, 23 de agosto de 2009
Friday 21st August
Pain in the back.
Perfect.
We miss some people.
martes, 18 de agosto de 2009
Toma de contacto.
Empecemos por donde lo dejamos. El vuelo Pekín-Shangai-Melbourne… mejor de lo que me esperaba, y eso que fue medio borracho todavía, medio resaca, y largo de cojones (14 horitas…). Me vi High School Musical 3 (el objetivo era dormirme, y me dormí… lo siento Nader), luego Cometas en el cielo (bastante buena por cierto) y escuché música para parar un tren (a algunos, os estoy haciendo recomendaciones y pasáis de ellos como yo de escribir en el blog…). Pero bueno, llegué a Melbourne.
Primeras impresiones… gente de todos lados, chinos (o de Malasia o Japón… yo todavía no los puedo diferenciar muy bien), indios, árabes, europeos. Una ciudad monstruosamente grande, y en mi opinión con una organización que no me favorece nada. El centro: royo city city, con sus rascacielos, avenidas cuadriculadas y taxis amarillos. Tranvías por todas partes y bastante cómodo moverse por allí. Si sales de la city, pues varios millones de kilómetros de lo que aquí llaman suburbs: barrios de casitas, cruzados por avenidas de 6 carriles (que no son autovías, son avenidas) y calles sin iluminar… la tienda más cercana de algunos de esos suburbs probablemente sea el Bravo del parque de la piscina… Pues bien, yo vivo en uno de esos suburbs, a unos 45 minutos de la city by tren en un típico campus de universidad americano.
El campus es como la hostia de grande, con varios millones de edificios, teatros, una especie de centro comercial en el centro, y hasta hay un hospital, centro de deportes con piscina y todo (y voy a nadar casi todos los días, que conste) y 6 residencias. Yo vivo en una de ellas, Roberts Hall. Esta guay, y está al ladito de Richardson, que es donde vive Franky (yo os hablaré de la people). La residencia es un par de edificios con un huevo de habitaciones y luego un edificio con las zonas comunes (salón con billar y ping-pong, salita de cine, sala de playstation, sala de música…). Se está bien, me gusta, mucha gente así que todos los días hay algún plan, pero al estar en mitad de un suburb tenemos que coger el bus, tren o la bici para ir a cualquier sitio (tiendas, bar o lo que sea) así que sé que cuando en noviembre me mude a una casa/apartamento más cerca de la city ya estaré un poco cansado de esto.
La universidad. Pues modernísima, súper profesional, eficiente y ÚTIL. Aquí no se tiene esa sensación después de 4 horas de clase en las que no has aprendido nada. Aquí se lo montan muy bien y aunque sólo tenga clases lunes y martes (voy a ponerlo en inglés también por si alguno de mis colegas de aquí intenta leer este blog, que sé que les gusta que les comente mi horario: “Yeeeeeaaaahhh mates!!! Only Monday and Tuesday!!”) he aprendido mucho. Eso sí, para haber la cantidad de estudiantes que se supone que hay aquí, las clases son más bien pequeñas. Además, ofrecen bastantes comodidades, como por ejemplo grabar las clases y colgártelas en internet. Tenemos una especie de portal con nuestro e-mail, una agenda que nos pone las cosas importantes y lo que llaman “Blackboard” que es un sistema en el que te metes, te pone tus asignaturas y cuando le pinchas te salen todos los apuntes, lecturas, ejercicios, presentaciones powerpoint del profesor, la grabación de las clases… vamos que el que no estudia es porque no quiere :D y eso, mu riquito todo.
La gente. Pues esto es un cachondeo. Se podría decir que ya tenemos nuestro grupillo de amigos. Españoles, franceses, italianos, alemanes, ingleses, mexicanos, holandeses, pero siempre estamos con todo el mundo, daneses, indios, finlandeses, noruegos, americanos, australianos… vamos, un jaleo. Si me pongo a describiros uno a uno pues no acabo, así que supongo que los iréis conociendo a medida que hable de ellos, aunque algunos de vosotros ya habéis hablado con alguno de ellos (eh? A.B.M.).
Estamos todo el día por ahí de pingoneo, con la gente con la que paso más tiempo es el Franky (italiano, su nombre es Francesco pero no; Franky o Quico son nombres mucho más molones), Julian (alemán, sportman), los spanish Teto y Bea, Ruben (el holandés que me enseña barbaridades en holandés y que tiene un sentido del humor muy cercano al mío :D), Jacob (Lord Jacob… british donde los haya y una excelente persona donde las haya también, noble de cojones y le gusta disfrutar del placer de los licores destilados y adicto al calimocho), Guillaume y Malú (franceses, cuando salen, salen bien) Sophie (a qué huele… a FIEEESHTAAA) y más gente. El royo de fiesta aquí empieza como en España, el jueves aunque casi todos miércoles vamos a hacer algo en plan tranquis (una exposición, algo en la city, de compras, ver la playa…) y acabamos poniéndonos hasta arriba de calimocho en casa de alguien o tomando birras en algún barecillo de la city. Los jueves toda la gente de las residencias (echar cuentas… un huevo) pasamos la tarde poniéndonos como las grecas en la residencia y luego nos piramos al Not, un bar que hay al lado del campus, o mejor dicho, el único. Buena música en directo y bastante buen rollito. Suelo acabar con el Franky o quien se plazca y mis coleguis las americanas (NNNAAAAAANCYYY MAJEEEETAAAA) en la sala común de algún hall bailando encima de alguna mesa y traduciendo españoladas como: “tú eres un majete, a donde vas morena, tú antes molabas o estamos tontos o qué”. Lo de traducir españolas es un arte que sólo unos pocos comprendemos y dominamos muahahahahahaha. Luego, los viernes y los sábados siempre hay fiesta en la casa de alguien (la invitación suele ser el alcohol que lleves, cuanto más alcohol lleves más invitado estás) así que durante el primer mes conocí a varios cientos de millones de estudiantes bolingas en bastantes casas pero vi dos bares en la ciudad y el not… Ahora ya nos estamos dedicando más a ir a los bares de la ciudad, con sus consecuencias y todo. El ambiente es fenomenal, muy muy buen rollito, siempre aprendiendo cosas nuevas de gente de todas partes y con muchas risas todo el rato.
Y yo creo que por ahora es suficiente, que me he columpiado un poco y os metido una parrafada que los que pedíais actualización os vais a cagar. Siento que sea un poco general pero es que hay que poner un poco en contexto; en el siguiente ya cuento batallitas (little batles para el Franky MUAHAHAHAHAHA).
Gracias a todos los que me escribís, pequeños post en facebook o tuenti, o geniales y tronchantes e-mails, a los que os habéis hecho skype, a los que en algún momento os acordáis de mí, a las hermanas de Pedro por bajar a comprar un micro y los que se olvidan por perdonarme que me olvide ellos.
Un abrazo y se os echa mucho de menos (sé que es típico, pero cierto).
Pd: aquí pongo algunas fotos, pero en facebook hay bastanes más :D
Pd: en breves, te envío un mail con semáforos Mr. Hendrix :D
sábado, 11 de julio de 2009
Precopeo en Pekín.
Una semana después de llegar a Australia por fin me siento delante del ordenador a escribir el blog que tanto había prometido.
Sé que este principio va a ser bastante complicado, porque ha sido una semana intensa y por lo tanto hay muchas cosas e historias que contar y el tiempo no es algo que sobre en estas situaciones.
Antes de nada explico mi historia (sé que habrá lectores que no me conozcan de nada): soy un estudiante de Traducción e Interpretación en
El viaje comenzó el día 29 de Junio de 2009, con un vuelo Madrid-Pekín de 11 horas y media con Air China. Se hizo menos pesado de lo que pensé que iba a ser, iba con los otros dos estudiantes de mi universidad que también habían recibido la beca, Teto y Bea, así que nos pasamos todo el viaje hablando, conociéndonos, escuchando música y a ratos durmiendo. Salimos de Madrid a las 13.30 y llegamos a Pekín a las 07.30, ambas horas locales.
En un principio Pekín me dejó bastante desconcertado. En el trayecto desde el aeropuerto al hotel sólo veíamos jardines, edificios muy modernos, y coches y más coches y esto no es para nada lo que me esperaba. Me resultó una ciudad muy verde, bastante agradable para recorrerla y sobre todo muy viva. La gente hace más vida en la calle que en sus casas. Siempre hay gente por las calles hablando, fumando, durmiendo o simplemente sentados contemplando a los transeúntes. La única pega que le encontré en la primera toma de contacto fue que era imposible permanecer al sol durante unos segundos seguidos… el sol caía sin piedad y hacía un bochorno horrible. Lo más curioso de todo es que un amigo que fue justo cuando me iba yo (Tony) me ha dicho que el apenas pudo ver la luz del sol a causa de al contaminación… supongo que irá por rachas.
Tuvimos 5 días para conocer la ciudad, y lo hicimos de la forma que a mí más me gusta: sin planificación ninguna. Vimos Tiananmen (ya os enseñaré una panorámica cojonuda que hice de la plaza) aunque con mucho calor (era el primer día) así que no la disfrutamos tanto como nos habría gustado. Estuvimos en
Otra de las cosas que más me gustó de Pekín fue la comida. Intentamos alejarnos de restaurantes occidentales o para turistas y nos fue bastante bien (Teto y Bea no opinan exactamente como yo). La mejor forma de saber si estás en un restaurante “chino” de verdad es comprobar si tienen cubiertos. Si no tienen tenedor y cuchillo es de los que me gustan. Lo cierto es que en cinco días conseguí un admirable dominio de los palillos (creo que ahora me gusta más tomar el arroz con palillos que con tenedor…). Estuvimos en un coreano (ese sí que fue bastante malo) porque el tema del picante es otro rollo para ellos. Al lado del hotel había un sitio bastante molón en el que tenías en cada mesa una parrilla y una campana para el humo así que te traían la carne cruda y la cocinabas tú (un puntazo) y además el arroz con huevo estaba bruuuutal. Otro día en un restaurante bastante extraño un poco más al sur de la ciudad pedimos (como siempre, sin saber que estábamos pidiendo) un plato monstruosamente enorme de pollo patatas y verduras con una salsa de soja y algo que picaba una barbaridad. A mi me encantó, pero a Teto y Bea tampoco mucho… tuvieron que pedir pan para poder digerir el picante, pero resultó que el pan picaba más (sorpresa). Uno de los que más me gustó fue en un Hutong (típico barrio de la clase obrera de Pekín donde ves como vive la gente de verdad), en un restaurante que era como una casa y nadie comprendía nada en otro idioma que no fuese chino. Creo que todavía no lo he dicho (o quizás sí, porque estoy escribiendo esta parrafada en ratos libres de diferentes días y no recuerdo lo que puse ayer…) pero en Pekín prácticamente nadie habla inglés. O al menos nadie fuera del circuito turístico, así que en muchas ocasiones, especialmente en bares y restaurantes tienes que pedir las cosas montando un espectáculo de luces y sonidos (por gestos, coño) para que te entiendan.
Y después de contaros lo que vi y eso pasemos a las noches. En cinco días y sin conocer a nadie no nos dio tiempo a ver mucho, pero lo pasamos genial. La primera noche decidimos ir a un bar que ponía en una guía que un colega de Teto le había hecho en plan artesanal. El garito en cuestión se llamaba “Bed” y era un hutong rehabilitado de la hostia. Tenía se patio para estar al aire libre, salas con algo así como camas (y aire acondicionado) y una música rollo chill-out bastante molona. Tenían tapas así que decidimos probas a ver que tal les salía la tortilla española… y el caso es que alguien les debió mentir sobre la receta porque le habían echado un huevo de ajo. En este sitio nos agarramos una buena cogorza (y si no recuerdo mal era la noche de antes de ver la muralla china). Acabamos cerrando el hutong al más puro estilo español (dando abrazos a los camareros, tirando copas, y pidiendo que nos hiciesen un cd con la música (pero no tenían ordenador…). El taxista también acabó hasta la polla de nosotros, íbamos cantando y repitiendo sin parar las cuatro palabras que sabemos en chino (Hola, gracias, Pekín es grande, tu eres pequeño, cerveza licor de mora) y cuando pasamos por delante de un McDonalds (allí abren 24h) le dijimos la palabra mágica (mira Luli, estoy aprendiendo más chino :D) too laa, que significa para. A poco estuvimos de comernos el cristal.
Otra noche nos unimos a un grupo de estudiantes internacionales que había en la ciudad. Teto conocía a una española del grupo y acabamos con unos cuantos franceses borrachos. El sitio estaba a tomar por culo de nuestro hotel, pero molaba bastante. Cerveza barata y chupitos cada 5 segundos porque las bolingas españolas sólo bebían chupitos… pues una cogorza del quince. Yo estaba de casquera con un francés Carlo, bastante majete que vivía en Hong Kong desde hacía mil años pero que hablaba español (no me preguntéis por qué) y le dio por jugar a una juego bastante extraño pero molón. Es una especie de tabla alargada. En cada extremo se ponían seis vasos con cerveza y cada equipo tenía que tirar una bola de ping-pong y meterla en los vasos del equipo contrario para que se los bebieran. Parece sencillo, pero había vente mil normas sobre qué ocurre si la pelota bota, si metes canasta, si la coges al vuelo, si la coges después de un bote… y encima íbamos bastante borrachines. Pues al día siguiente decidimos ir otra vez al bar este, que había competición del juego de las bolitas de ping-pong (los franceses nos pegaron una paliza en toda regla) nos embolingamos bien y luego nos fuimos a la típica discoteca donde los mafiosos van a solucionar sus problemas mientras escuchan RnB. En plan bar de lujo, bastante curioso el sitio. Yo llegué sin saber muy bien como, sólo entre todos los franceses y Marta, una española con un sentido del humor cojonudo. Y allí nos tiramos bailando, haciendo el gamba y siendo expulsados del podium por el segurata un número indefinido de veces hasta las 6 de la mañana (hora en que tocó una sesión de McDonalds :p). Esa noche fue legendaria, nos reímos mucho.
Esa misma mañana, después de la discoteca, tocó hacer maleta, correr al aeropuerto, aguantar controles y controles de seguridad, y acabar llegando los últimos a la puerta de embarque con una chinita diciendo por megafonía: Your attention please, last call to Mr. Gomez, Mr. Manzanares and Ms. Pizarro… así que por poco perdemos un vuelo de 14 horas desde Pekín hasta Melbourne pasando por Shangai.
El vuelo bien. Nerviosos, ya que nos dirigíamos a la ciudad que va a ser nuestro hogar durante el próximo año y además un viejete australiano que se sentaba al lado de Bea nos asustó bastante porque no le entendíamos una mierda.
La llegada a Melbourne ya os la contaré, que ya estoy un poco cansado de escribir…
Un abrazo enorme a todos, felicidades de Celio, a Lidya a Nader y… creo que ya.
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